Las aftas son pequeñas llagas redondas que aparecen en cualquier lugar de la boca: como dentro de la mejilla, debajo de la lengua o detrás de la garganta. Las aftas tienen un borde rojo y centro blanco, son muy dolorosas y no son contagiosas. [1,3]
Las aftas son causadas por infecciones virales, pero no son iguales que el herpes labial causado por el virus del herpes simple. Además, pueden ser causadas por el estrés, alergias, falta de vitaminas y minerales, el periodo menstrual, entre otras causas. [1,3]
Los principales signos de que tienes una afta es la sensación de irritación, hormigueo, ardor y dolor en la boca, que aparece unos días antes de que el afta se desarrolle. Después de esa sensación, el siguiente signo es notar una pequeña protuberancia roja que al cabo de un día o dos, se abrirá dejando una herida blanca abierta, con borde rojo. [3]
Pueden medir hasta de 3 cm, pero por lo general son más pequeñas y son dolorosas. Tener aftas no es un problema grave, salvo en ciertos casos, por lo que es muy probable que te encuentres bien de salud.
Las aftas bucales empiezan a aparecer entre los 10 y 20 años de edad, y pueden ocurrir en cualquier momento a lo largo de la vida de una persona. Las aftas son bastante comunes, pues una de cada cinco personas las padecen de forma regular. [3]
Por lo general, las aftas aparecen más en las mujeres que en los hombres, lo cual puede deberse a las diferencias hormonales entre ambos sexos, sobre todo porque las mujeres son más propensas a tener aftas en momentos de su ciclo menstrual. [3]
El diagnóstico de las aftas no necesita de exámenes médicos. El profesional de la salud puede identificarlas mediante un chequeo visual y los antecedentes médicos. [2,3]
Si tienes aftas que duran más de dos semanas, o el dolor es tan intenso que te impide ingerir bebidas o alimentos, debes recurrir al médico. Además, también es importante revisarte si te salen aftas más de tres veces al año. [2,3]
Puede que el diagnóstico requiera de pruebas extra sanguíneas si las aftas son graves o salen con frecuencia, ya que puede que la causa sea una deficiencia nutricional o un problema del sistema inmune. [2]
La mayoría de las aftas se curan por sí solas en un periodo que va de días a un par de semanas. Sin embargo, mientras desaparecen se puede recurrir a remedios contra el dolor (analgésicos). [2,3] Existen varios de estos remedios:
Es posible que el médico te indique el uso de un enjuague bucal que tenga acción analgésica, antiséptica y antiinflamatoria para reducir el dolor, la inflamación y que el área afectada permanezca limpia. [2]
Vantal ® para el alivio bucofaríngeo, es un enjuague bucal con solución de bencidamina con cuádruple acción. Está indicado para el alivio de las molestias que causa las aftas en la boca y garganta, gracias a que es antiinflamatorio, anestésico, analgésico y antiséptico.
Algunos productos tópicos como pastas, cremas, geles o líquidos pueden ayudar con el dolor y acelerar la curación de las aftas. Los ingredientes activos que se encuentran en estos productos son, por lo general, benzocaína, fluocinonida y peróxido de hidrógeno. [2,3]
Hay muchos productos de este tipo para tratar las aftas, consulta a tu médico sobre cuál puede ser el mejor para tí.
Es probable que tu médico te recete medicamentos orales cuando las aftas son graves u no responden a los otros dos tipos de tratamientos. [2,3] Estos medicamentos suelen ser el último recurso de un médico, pues pueden generar efectos secundarios graves.
Un medicamento puede ser el sucralfato que se usa como un agente protector para el tratamiento de úlceras intestinales, o medicamentos esteroides orales específicos para aftas graves. [2]
Recuerda que tener un afta bucal es común y por lo general no es un problema grave que desaparece por sí solo en un par de días o semanas. Puedes apoyarte del uso de enjuagues bucales con acción antiinflamatoria, analgésica, antiséptica y anestésica, como Vantal ® Bucofaríngeo.
Si persisten las molestias, consulta a tu médico.
Fuentes: